La historia de Israel se arraiga profundamente en la región conocida históricamente como la Tierra de Israel o Canaán, un territorio de significado trascendental como la cuna del judaísmo y el lugar donde se desarrollaron las narrativas bíblicas. A lo largo de los siglos, esta tierra fue testigo del ascenso y la caída de los antiguos reinos hebreos, marcados por figuras bíblicas y templos sagrados. Sin embargo, la historia tomó un giro con las sucesivas conquistas por imperios como el asirio, el babilónico, el persa y, finalmente, el romano. La destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C. por los romanos tuvo un impacto profundo, llevando a una dispersión masiva de la población judía conocida como la Diáspora, que los llevó a diferentes rincones del mundo.
Durante siglos, las comunidades judías mantuvieron su identidad y sus lazos con su tierra ancestral a través de la religión, la tradición y la memoria histórica. En el siglo XIX, surgió el sionismo, un movimiento político que abogaba por el retorno del pueblo judío a su patria histórica y la creación de un estado propio. Este movimiento cobró mayor urgencia tras el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, que evidenció la vulnerabilidad del pueblo judío sin un territorio que lo protegiera.
En 1947, las Naciones Unidas aprobaron un plan de partición para dividir el Mandato Británico de Palestina en un estado árabe y un estado judío. La resolución fue aceptada por los líderes sionistas pero rechazada por los líderes árabes. Con la retirada de las fuerzas británicas, el Estado de Israel fue declarado el 14 de mayo de 1948. Este evento marcó el inicio de la Guerra árabe-israelí de 1948, la primera de una serie de conflictos que han marcado la existencia del estado.
Desde su independencia, Israel ha construido una sociedad moderna y dinámica, destacando en campos como la tecnología, la agricultura y la cultura. Sin embargo, la historia contemporánea de Israel sigue intrínsecamente ligada al conflicto con sus vecinos árabes y, particularmente, a la cuestión palestina, que sigue siendo un desafío complejo y sin resolver en la región.
La forma más común y rápida de llegar a Israel desde España es en avión. El principal aeropuerto internacional es el Aeropuerto Internacional Ben Gurión (TLV), cerca de Tel Aviv.
Hay vuelos directos desde Madrid y Barcelona a Tel Aviv con aerolíneas como Iberia y Vueling. La duración del vuelo directo es de aproximadamente 4 a 4.5 horas. También puedes encontrar vuelos con escalas, que pueden ser más económicos pero tardan más.
Otros consejos útiles:
Israel, una mezcla de historia, cultura y paisajes diversos, te invita a un viaje fascinante. Desde la espiritualidad palpable de Jerusalén, hogar de lugares sagrados para tres religiones, hasta la vibrante y moderna Tel Aviv, con sus playas y arquitectura Bauhaus, el país ofrece contrastes sorprendentes. Sumérgete en la historia antigua explorando las ruinas de Masada y Cesarea Marítima, y experimenta la sensación única de flotar en las aguas salinas del Mar Muerto.
El corazón espiritual de las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam). La Ciudad Vieja, amurallada, está dividida en barrios (judío, cristiano, musulmán y armenio), cada uno con sus propios sitios sagrados. El Muro de las Lamentaciones (Kotel) es el lugar más sagrado para el judaísmo. La Iglesia del Santo Sepulcro es venerada por los cristianos como el lugar de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús. La Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa son lugares sagrados para el islam. Explorar las estrechas calles, los mercados y los sitios históricos de Jerusalén es una experiencia única e intensa.
Una metrópolis moderna y vibrante a orillas del Mediterráneo. Conocida por sus playas hermosas, su animada vida nocturna, su arquitectura Bauhaus ("Ciudad Blanca", Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), sus museos de arte y su escena culinaria de vanguardia. Pasea por el paseo marítimo (Tayelet), explora el antiguo puerto de Jaffa con sus galerías de arte y restaurantes, y sumérgete en la energía cosmopolita de la ciudad.
El punto más bajo de la Tierra, famoso por sus aguas hipersalinas que permiten flotar sin esfuerzo y por su barro rico en minerales con propiedades terapéuticas. Relájate en sus orillas, cúbrete de barro y disfruta de la sensación única de flotar. Los paisajes desérticos circundantes también son impresionantes.
Una antigua fortaleza en la cima de una meseta rocosa con vistas al Mar Muerto. Fue el último bastión de los rebeldes judíos en la Primera Guerra Judeo-Romana. La ascensión (a pie o en teleférico) ofrece vistas espectaculares, y las ruinas de la fortaleza cuentan una historia dramática. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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